El origen de las gárgolas se remonta a la Edad Media y se relaciona con el auge de los bestiarios y los tormentos del infierno. Cierto es también que la imaginación de los artistas medievales estaba abonada por mitos aun más antiguos. De hecho, las primeras gárgolas fueron bautizadas con el nombre de 'grifos', evidenciando así su raigambre clásica. No obstante, la iconografía gargólica no se limitaba a la mera representación de grifos, sino que plasmaba, además, otros seres fabulosos que podían tomar la forma de animales, seres humanos o una mezcla de ambos; pero siempre representados de manera más o menos monstruosa. Las gárgolas, por otra parte, cumplían tres funciones básicas, a saber: - Desagotar los tejados -Decorar dichos desagües buscando, por tanto, una finalidad estética. -Ahuyentar a brujas, demonios y otros espíritus del mal En la antigua Grecia y en los templos budistas del Himalaya, al igual que en las catedrales góticas, las figuras apotropaicas invocan un poder, a veces peligroso y potencialmente difícil de controlar, para alejar al mal del lugar santo. Las gárgolas pueden representar las fuerzas de los primigenios suplantados. Pero la leyenda de estos seres nos dice que son una raza guerrera que fue creada para ayudar al hombre, durante las horas en que este se haya indefenso, es por ello que durante las horas en las que brilla el sol, las gargolas permanecen inanimadas, pero en el momento en que el sol desaparece y comienzan las horas nocturnas, las gargolas cobran vida, y vuelan majestuosas por los negros cielos, brindando su ayuda y proteccion . A diferencia de otros seres mágicos, las gargolas necesitan la protección del hombre, pues ellas se hallan indefensas cuando brilla el sol, y pueden ser destruidas. El hombre y la Gargola hicieron en su momento una alianza, que al parecer fue rota por el hombre al destruir por miedo o ignorancia a una de las gargolas a las que prometió proteger. |